Por Guido Calderón

El monasterio de Piedra de Zaragoza en España, se cree es el sitio donde por primera vez se hizo chocolate cuando los españoles llevaron el cacao desde América y a través de ellos el chocolate se popularizo en Europa y luego en todo el planeta.

Existe museos imposibles de no ser visitados en México, Lima, Guayaquil, Barcelona, Bruselas, o Gramado en Brasil; así como tiendas enormes y fantásticas en Shangay, Dubái, New York, Tokio o Seúl; y eventos que convocan a todo el planeta como los Salones del Chocolate de Paris y Lima, ChocoMad en Madrid y Chocolat Festival en Portugal.

Están las visitas a las fincas cacaoteras que también elaboran chocolates desde muy básicos a refinados y espectaculares. La Ruta del Cacao en Guayas, convoca miles de turistas, tantos como las fincas en México, Costa Rica, Perú o la isla de Granada en el Caribe.

También implican grandes movimientos humanos las visitas a la ciudad de Hershey en Estados Unidos o las fábricas de Suiza, Bélgica y España, tanto como las academias para chocolatiers en Francia e Italia.

Y el movimiento “BeantoBar” que imponen los Sweet Chefs españoles, se riega en todo el planeta con talleres donde se elabora chocolate artesanal desde la pepa, sin remplazar la saludable manteca de cacao por grasas saturadas como lo hacen las industrias. Esta corriente siempre existió en Ecuador, pero no supimos maquetarla y filosofarla.

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