Todos buscamos sitios donde el medio ambiente juegue a favor de nuestra salud física y emocional. Que haya todos los servicios básicos, el indispensable wifi, paisajes inspiradores y sobre todo: que la gente envejezca con autonomía, actividades de campo, aire puro, farmacias, supermercados, aeropuerto y hospitales a bajo costo; lo suficientemente lejos para no oír sirenas y relativamente cerca en caso de una emergencia. Nuestras ciudades medias y grandes manejan estos parámetros en contra de nuestro bienestar y acortan nuestras vidas.
Hace tiempo, en una propiedad junto a la Parroquia Shell, perteneciente al cantón Mera, la primera población que nos da la bienvenida a la Amazonia ecuatoriana a 40 minutos de Baños de Agua Santa, tuve un desacuerdo con una vecina y al acercarme levantó su machete y me apunto al cuello. Me sorprendió la vivacidad de sus ojos, la fuerza de su brazo que mantenía el machete alzado sin temblor, la firmeza de su voz y la fluidez felina de sus movimientos.
Hechas las paces y con el machete en el costado de su bota de caucho a manera de estuche, me contó que hace 84 años la habían robado de Pelileo -cuando tenía 14- y quien sería su esposo le trajo a vivir allí, en medio de la selva, donde procreó una familia adinerada y numerosa.
Verla de 98 años tan fuerte, lúcida y con tanto carácter, me recordó que en esta zona de encuentro de corrientes frías andinas y cálidas amazónicas, donde respiramos aires abundantes en oxigeno que fortalece el cuerpo, existen muchas personas que viven hasta los 100 años, a pesar que las aguas que aquí se beben, nos son potables, lo cual puede ser una bendición ya que algunas aguas vivas aportan a la salud del cuerpo más que las purificadas.
Lluvias tormentosas que azotan los bosques en horizontal, fumigan la selva y eliminan los bichos. Las tormentas eléctricas cocinan el aire y le arrancan nitrógeno: el mejor abono natural que alimenta la exuberancia verde y sus cientos de tonalidades.
Esa región ha triplicado habitantes en los últimos años, pero los expatriados, aún no la descubren./GC