LOS SACHAPUYAS
Mario González Olivera
Presidente de PRENSATUR PERU
Miembro del directorio del FIPETUR
Para llegar a Kuelap la legendaria ciudadela de los sachapuyas el sitio
más cercano para salir a buscarla es Chachapoyas, la acogedora capital del
departamento de Amazonas en los Andes Nor orientales del Perú que cuenta
con aeropuerto que permite trasportar en pocas horas al visitante desde
Cajamarca, Chiclayo, Trujillo o Lima. Ya en Chachapoyas un vehículo particular
o un autobús de servicio público lo llevará con destino a Leimebamba, pero
después de recorrer solo 35 kilómetros en esa ruta se arribará a Tingo, poblado
situado a los pies de la montaña en cuya cumbre se encuentra Kuelap.
Allí habrá que emprender un ascenso de mil y tantos metros hasta la
ubicación de este notable vestigio arquitectónico pre incaico, para lo cual habrá
que tomar un teleférico que en 20 minutos nos permitirá cubrir un recorrido de 4
kilómetros y arribar a esta enigmática urbe que los antiguos sachapuyas hace
alrededor de mil años, construyeron en ese ámbito casi inaccesible
Al llegar a este interesante centro arqueológico nos sorprende al
encontrarnos frente a una gran muralla de piedra que entre las brumas y la
vegetación se corporiza ante nuestros ojos. Obra que la sapiencia de sus
anónimos constructores logró mimetizar de una manera tan perfecta, que aun
usando catalejos no es posible avizorarla desde el torrentoso Utcubamba que
corre a los pies de la montaña.
Las investigaciones realizadas han permitido definir a Kuelap como el
principal exponente de un complejo urbano que abarcó unas 450 ha, pues el
área de la ciudadela es de unos 600 metros de largo por 100 de ancho,
teniendo sus murallas exteriores unos 20 metros de altura y un desplazamiento
sinuoso como si se tratara de una colosal serpiente de piedra, ofidio al cual
seguramente tenían como una de sus deidades principales porque su figura
aparece esculpida en varios lugares de la ciudadela.
Las dos puertas de acceso que tiene la urbe en su muralla oriental son
de forma trapezoidal, midiendo unos 3 metros de ancho en su parte inicial, de
donde parte un corredor hacia arriba, entre altos paredones que van
estrechándose para tener en la salida apenas ochenta centímetros; detalle que
nos indica la gran dificultad de acceso que debieron tener los visitantes
indeseados
En la muralla occidental también se encuentra otra puerta, la que más
parece una trampa para aquellos que estando en el interior de la ciudadela,
trataban de evadirse de allí, ignorando que esa puerta conducía en su salida a
un profundo abismo de unos 5oo metros de profundidad.
El interior de este poco conocido centro arqueológico está conformado
por dos terrazas superpuestas de grandes dimensiones, construidas con
rellenos de piedra y tierra donde se distribuyeron más de 450 recintos de
medianas dimensiones y forma circular, que se supone tenían función de
depósitos para cautelar la producción agrícola de los campos circundantes y
también de viviendas donde habitaban la mayoría de pobladores.
Destaca asimismo un sólido muro que llaman “castillo”, las residencias
del clan dominante y un extraño edificio con forma de cono invertido
denominado “tintero”, con un solo portillo en su tejado que daba acceso a una
gran habitación sin ventanas, presumiblemente utilizada para castigo o
serpentario.
Hoy gran parte de la ciudadela todavía está cubierta por una tupida
vegetación donde prolifera el “sonchi” un monte bajo y espinoso y elevados
“ishpingos” arboles de ramas cargadas de orquídeas y pequeñas bromelias que
almacenan agua de lluvia entre sus hojas, para solaz de colibríes y otras
avecillas que en gran número acuden allí a saciar su sed.
Para historiadores y arqueólogos es irrefutable el hecho que los
constructores de Kuelap fueron los sachapuyas, pero difieren en sus teorías
sobre la procedencia de esta poca conocida nación nativa y eso los ha llevado
a una apasionada controversia, pues para algunos los sachapuyas fueron
migrantes de un pueblo de origen andino que tramontando cordilleras hacia el
oriente, se afincó en esta región más selvática que serrana para constituir algo
como una federación de poblados semi independientes, que tuvo su apogeo
entre los siglos IX y XIV después de Cristo; dejando como huellas de su
antigua presencia a Carajía, Mangalpa, Celca, Nogalcucho, Vilaya, Congona y
Yalape entre otros yacimientos arqueológicos de sumo interés.
Pero según la opinión de muchos estudiosos, los sachapuyas pudieron
haber sido rezagos de colectividades humanas que abandonaron sus lares
amazónicos por pasados cataclismos ecológicos y avanzaron hacia el oeste
como se cree sucedió con los chavines de Huantar, en la región Ancash.
Sobre lo que si hay coincidencia de criterios es que Kuelap; a similitud de
Machu Picchu en el Cusco; pasó inadvertida para los conquistadores hispanos
cuando estos llegaron a la región y fundaron Chachapoyas, ciudad ubicada a
escasos 35 kilómetros de Kuelap; la que recién fue descubierta en 1843 por
Juan Crisóstomo Nieto, juez chachapoyense que realizaba un peritaje por los
predios agrícolas del lugar.