Según UNECO es un legado indígena y africano transmitido de manera informal en los hogares y formalmente en las escuelas; promueve valores como la tolerancia, el respeto mutuo y la unidad; y contribuye a la seguridad alimentaria y el sustento económico de miles de familias

ASUNCION.  Paraguay.   A partir de ahora, el Casabe ya no será el mismo.  Desde ahora, se viste de historia y estelaridad en la mesa, tras adquirir un rol que trasciende la necesidad alimentaria. Seguirá proviniendo de un tubérculo con 2.500 años de historia, cultivado por los primeros pobladores de las Antillas, pero su trayecto y su imagen, son distintos.

El casabe ha sido declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por el Fondo de las Naciones Unidas para el Arte, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en la conclusión de la  XIX sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (19.COM) y supera con ello y ampliamente la bondad de sus cualidades nutricionales: fácil digestión, sus abundantes carbohidratos, vitaminas y minerales o lo altamente depurativa que es su fibra. Ahora es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Con la declaratoria de UNESCO, anunciada por el Ministerio de Cultura desde la capital paraguaya, el Casabe se une a otras declaratorias en el marco de lo dominicano:  la Cofradía del Espíritu Santo de los Congos de Villa Mella  (2008), el Teatro Bailado Cocolo (2008), el Merengue (2016), la Bachata, (2019), en una relación que se inició en 1990, cuando la Ciudad Colonial de Santo Domingo  se elevó a Patrimonio Material de la Humanidad.

La propuesta en torno al casabe que se venía trabajando desde hace algunos anos, , fue presentada al encuentro internacional por República Dominicana, Cuba, Haití, Honduras y Venezuela.

Por el país, fue invitada una mujer campesina fabricante de casabe, Cándida Castillo, de Monción, Santiago Rodríguez, quien dijo a los medios paraguayos que “contribuye a recordar en cada mordisco de este maravilloso manjar la rica herencia taína que llevamos en nuestros corazones caribeños”.

UNESCO indica que la declaratoria se justifica en tanto es símbolo de identidad, cohesión social y desarrollo sostenible en las comunidades del Caribe.

La ministra Germán ha demostrado un firme compromiso al impulsar esta iniciativa transnacional cuyo objetivo era lograr que la elaboración tradicional del casabe fuera reconocida como patrimonio de la humanidad, destacando tanto su valor alimenticio como las prácticas y los conocimientos que han sido transmitidos a lo largo de los siglos.

Los países caribeños proponentes lo promovieron más allá de su cualidad de sobre el producto artesanal comestible y las prácticas tradicionales vinculadas a la elaboración y su consumo.  Se trató de exponer su valor histórico y cultural gastronómico. Hubo un conversatorio y degustación de las distintas variedades típicas de este milenario producto.

Para la preparación del expediente, los cinco países realizaron múltiples reuniones de trabajo a nivel técnico con el objetivo de presentar una nominación sólida que integrara los elementos históricos, sociales y culturales, así como los métodos de transmisión y la relevancia de esta práctica ancestral.

Durante su intervención en la sesión, la ministra Germán indicó que este alimento ha pervivido de generación en generación, sin mutaciones y que representa un elemento importante de lo que fueron y son los habitantes de la región del Caribe.

Según el organismo, este pan redondo elaborado con yuca amarga refleja un legado indígena y africano transmitido de manera informal en los hogares y formalmente en las escuelas; promueve valores como la tolerancia, el respeto mutuo y la unidad; y contribuye a la seguridad alimentaria y el sustento económico de miles de familias.

La decisión también subraya el rol del casabe en la preservación de la paz y el diálogo entre comunidades, al igual que su importancia como referente identitario cultural en la región.

¿Qué es el casabe? 

El casabe fue originalmente producido por los nativos americanosarahuacos, y caribes en toda la cuenca caribeña, en República DominicanaVenezuelaAntillas MenoresBermudas, ColombiaCubaHaitíHondurasIslas CaimánJamaicaPanamá y Puerto Rico, donde estas raíces eran de una planta muy comunes en los bosques tropicales pluviosos. 

Los biólogos indican que la yuca es un tubérculo alargado de piel oscura y pulpa blanquecina, que llegó a las Antillas desde la América continental hace más de 2.500 años, trayecto en que arribaron dos tipos: la denominada “dulce” que se utiliza cotidianamente en todas las cocinas de país y es el ingrediente fundamental del sancocho, el pastelón o la sopa y la “amarga”, no solo posee un desagradable sabor, sino que se halla impregnada de cianuro, uno de los más poderosos venenos naturales.

Los taínos descubrieron que, extrayéndole el jugo a la yuca, la liberaban de su toxicidad y con su carne podían elaborar un delicioso pan ácimo, el casabe. (1)

Para ello idearon el bucán, un recipiente tejido de hojas de palma que, una vez colgado, servía para escurrir y quitarle a la yuca guayada (rallada) todo el líquido pozoñoso (el yare). Una vez secada la pulpa y, tras un ligero tamizado, se extendía una fina capa  en el burén (plancha de cocción de barro) para realizar una torta redonda, fina, crujiente y deliciosa.

El casabe, con su trabajosa elaboración, no solo fue la base alimentaria de los nativos de La Española; en Brasil, Venezuela, Colombia y Cuba hallamos la misma ancestral tradición, un alimento y un proceso que han permanecido inalterables a lo largo de los tiempos.

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