El Vino del Desierto es ejecutado por la Universidad Arturo Prat y desde el 2003, ha contado con el apoyo del Gobierno y Consejo Regional de Tarapacá. Actualmente, cuenta con el financiamiento de la compañía minera Teck Quebrada Blanca.
· El 2018, el equipo recibió la Medalla al Mérito otorgado por el Senado
Paola Fernández Chamaca
Hace 18 años y en el desierto más árido del mundo, los académicos e investigadores de la Universidad Arturo Prat, liderados por el Ingeniero Agrónomo, Marcelo Lanino, comenzaron la hazaña de recuperar la tradición vitivinícola de la Región de Tarapacá. Es así y luego de un arduo trabajo y amor por la ciencia y el territorio, descubrieron las cepas País, Gros Colman, Torrontes Riojano, Ahmeur Bour Ahmeur y la tan querida cepa registrada chilena, Tamarugal.
Una labor que para el equipo de académicos y profesionales ( Marcelo, Ingrid y Álex) de la UNAP no ha sido fácil, pero su amor por la iniciativa y su compromiso por la investigación fueron más allá, logrando el 2018 sus primeros reconocimientos en competencias vitivinícolas.
Es así que la cepa Tamarugal, en su versión abocado, que es un vino en el cual se puede percibir un leve dulzor en boca, obtiene la medalla de oro en el concurso internacional Catad´Or Wine Awards, el cual emplea una metodología de cata a ciegas y en la que participan jueces internacionales y también concursan países de Latinoamérica y Europa.
“Este premio es para la Universidad, la Facultad de Recursos Naturales Renovables, y para el equipo integral y multidisciplinario del Vino del Desierto. Este reconocimiento representa nuestro esfuerzo por desarrollar un vino de excelencia y calidad para los consumidores”, acotó Lanino.
Pero los frutos del Vino del Desierto no sólo radican en distinciones que avalan su calidad enológica, sino también su apuesta enoturística y prueba de ello, es el premio que el 2019 le otorgó Sernatur Tarapacá como proyecto turístico emergente.
Ya en el 2020, la cepa chilena Tamarugal vuelve a causar sensación, debido a que obtiene la segunda medalla de oro en el concurso internacional Catad´Or Wine Awards, pero esta vez con su versión seco.
Y es que el tesón de este valioso equipo humano, ha logrado traspasar el territorio y hoy el fruto, no sólo es la cosecha de la tierra bendita del desierto, sino que también, la distinción de expertos que avalan el aporte científico y vitivinícola, sumando el mismo año, las valiosas puntuaciones de la cepa Tamarugal en su versión seco y abocado con 90 y 91 puntos y la cepa Gros Colman con 89 en la Guía Mesa de Cata de LA CAV, posicionándolos como dentro de los mejores vinos del año.
«No sólo nos sentimos orgullosos por los excelentes puntajes para nuestras cepas del proyecto Vino del Desierto que es ejecutado por los investigadores de la Universidad Arturo Prat, sino que además, reforzamos nuestro compromiso como Universidad Pública y Regional con el fomento productivo de la región de Tarapacá», manifestó, Alberto Martínez Quezada, Rector de UNAP.
Y si de productividad se trata, el Vino del Desierto es un claro ejemplo de cómo seguir innovando y apostando por nuevos desafíos. Es así que el 2021, el Vino del Desierto de la región de Tarapacá obtuvo un importante mérito con las cepas Tamarugal y Gros Colman en la reconocida y prestigiosa Guía Vinau. Dicha distinción, se vio reflejada en los 90 puntos de la cepa tinta Gros Colman (cosecha 2019) y 90 puntos de la cepa blanca Tamarugal versión abocado (cosecha 2019), las cuales fueron catalogadas como un vino que sorprende. En tanto, la cepa Tamarugal versión seco (cosecha 2019), obtuvo 91 puntos siendo evaluada por los catadores expertos como un vino excelente y con clase.
Y como dice el refrán, quien siembra amor cosecha buenos frutos y más si provienen de un equipo que emana por los poros su calidad humana y pasión por su quehacer científico y amor por aportar en un territorio tan árido como es el desierto en la Provincia del Tamarugal.